jueves, septiembre 19, 2013

Kaddish por el crítico Reich-Ranicki

Ha muerto el crítico literario Reich-Ranicki
No sabía que seguía vivo, al menos hasta hace un día. He leído obituarios y acudido a mi biblioteca: alineados entre el último  estante de judíos y de la familia Mann, y por encima de Peter Handke y austríacos,  tres libros de él.
Son también  tres las cosas  que de inmediato  recuerdo  de Reich-Ranicki. Ser el patrocinador de Javier Marías  en Alemania (que él lo cuenta y agradece hoy en El País) a través de su célebre programa televisivo de literatura realizado en Frankfurt,  su biografía Mi Vida  y  su estudio de los Mann. Más que  Thomas Mann o su hermano Henrich (los dos me parecen gigantes literarios y  antinazis de la máxima  ejemplaridad) me han apasionado  los hijos de Thomas Mann, especialmente Klaus (autor de Mephisto) y Erika,  a los que seguían Golo y demás. Una familia más que singular, digna  y distinguida. A tal fin recomendar el libro de Ranicki Thomas Mann y los suyos.
Para seguir con la gran literatura alemana y poder tener referencias de genios como Alfred Polgar o Alfred Kerr, pero sobre todo de Kurt Tucholsky  y Martin Walser (auténticas divinidades ambos) resulta un bebedizo imprescindible  Los abogados de la literatura. Es en este libro donde nombra como mejor autor en alemán de todos los tiempos (ni Goethe, ni Schiller, ni Lutero) a Henrich Heine, y lo dice la máxima autoridad.
Por último, su biografía Mi vida. Judío polaco pasado por el gueto de Varsovia, su familia resultó también exterminada. Estudiante en Berlín cuando el ascenso del nazismo, Reich-Ranicki quedó herido  para siempre por el idioma alemán y su alta cultura. Repatriado a Polonia y al gueto, logró escapar y permanecer  escondido por unos campesinos polacos, quienes mantuvieron semiesclavizados a él y su mujer, de lo que nada dice la prensa hoy, aunque tampoco tenía por qué.
Reich Ranicki recorre el camino inverso a Paul Celan, otro judío (de Bukovina) que  siguió rendido al idioma alemán (aunque no era alemán, sí lo era su idioma), empero se resistió toda su vida a pisar suelo germánico, Ranicki a la primera oportunidad, años después, regresará a Alemania para instalarse y arbitrar la literatura alemana de posguerra.  Como por ejemplo la del legendario Grupo 47.

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