martes, marzo 19, 2013

El futuro socioliterario canario

Dentro de 20 ó 30 años los licenciados en letras tendrán un filón del que extraer sus tesis y doctorados. El pasado ansiado  será nuestro  momento presente. Es pronto para saber si por sus resultados literarios inequívocamente consolidados en el tiempo, o por las circunstancias  que rodearon al hecho literario en sí o el discurso y agentes  que lo orquestó. Me temo que   esto último al menos  gozará del olfato y favor de los doctorandos y futuros estudiosos. El elemento socio literario, o sociohistórico que diría Domingo Pérez Minick.
El tiempo actual es un tiempo de absoluta extravagancia y por ende subversivo, se ha demolido a conciencia cualquier idea de tradición y referentes sólidos –algunos los llaman canon-, el principio de jerarquía y verticalidad que impone la calidad, y el verdadero  valor literario  ha sido sustituido por el confusionismo, la amalgama y la horizontalidad, de forma que  la artesanía –el manierismo de atender a medidas y preceptivas muy  tasadas– , algo tan radicalmente endeble, sea  criterio axiológico y parangón con el  mundo. Hay zonas en las que la posmodernidad más alegre  y radical arrasa, hurtando el debate racional en favor  de  sus prejuicios, consuelos  y ensueños.
El mercado artesanal tiene sus leyes, ya que son mercados muy acotados en vigilia permanente, en pos de obra idéntica e intercambiable pero  bien contada y entretenida que consumir. Es un segmento de mercado enormemente consumidor, incluso  compulsivo, que deglute su propio  género con avidez. Este mercado tan singular se autoalimenta y es casi autónomo. No es el “mercado central” ni el segmento más fiable y de prestigio.  Ni el que estará en las grandes listas, premios, ediciones, estudios, la historia, la memoria, en  las   hechuras de experiencias singulares … Es un segmento tan activo como lateral, endogámico como marginal. En determinados vuelos invisible  y dominguero.  Nada diremos del humilladero del bestseller, que catapulta las   honras del provincianismo más paroxístico.  Ese tipo de lectores son muy voraces, de estímulo fácil, en serie de series, con adeptos a lo mullido y trillado, que corresponde a determinadas franjas culturales que nunca han abandonado. Durante  el franquismo se mostraron en toda su amplitud  sociológica su más asertiva realidad.
¿No habríamos pensado que esta literatura de géneros no era analizable? Mucho más valiosa en términos sociohistóricos y comparativistas que como noumeno o cosa en sí, que da lo que da.
No estamos en la época de Syntaxis y Liminar, ni en otras más importantes,  han surgido nuevos establishments y se han volado y pulverizado todos  los cánones. La vida, la verdadera, de la que se hace cargo la literatura, debe fluir por cursos menos enmoquetados y acomodaticios.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto...

El sábado próximo ¿hay lecturas liberales?

Salu2,
EDH.

José María Lizundia Zamalloa dijo...

Yes, we can