jueves, enero 31, 2013

Línea líquida, por el catedrático José Segura


ha sido una experiencia única, divertida, profunda, amiga, generosa, la mejor que me he gozado de cuantas pueda recordar. Fué un trasunto de la gracia de ese memorial que recoge el libro sobre una cotidianeidad sorprendente y mágica. Sus presentadores (Rosa Jiménez, Manuel Suárez y Víctor Hernández), de la más alta sensibilidad y estilo consiguieron la excelencia, dejando aparecer la admiración y el amor que profesan al autor. Víctor, siempre sorprendente, me rindió. Lizundia, espoleador de rebaños y agitador de conciencias entre cervezas, libros y locuras me dió una muy grata sorpresa que señala una calidad personal que admiro y agradezco. No digo ejemplar, porque creo que, como yo," preferiría ser un hijo de puta antes que un misionero". La dedicación a José Rivero es calidad.
Ahí estuvimos...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pepe Segura piensa justamente lo que yo, Jose Lizundia es una persona de talento intelectual y de gran calidad humana.Es un enorme placer formar parte de su grupo de personas próximas, que disfrutamos con su gran sentido del humor,con sus salidas de tono y sobre toda con su capacidad para generar un universo propio y único que nos salpica o todos.

José María Lizundia Zamalloa dijo...

Este es un amigo.

Anónimo dijo...

(...)talento intelectual y gran calidad humana..." ¿Se puede decir algo peor de alguien?

José María Lizundia Zamalloa dijo...

Claro que sí: imbecilidad patógena de etiología familiar (de paso alcanzas de plano a la famillia).Indigencia intelectual, mediocradad y espíritu romo,tarado,pobre de espíritu, beocio, gris,torpe y necio,envidioso...
¿Calidad humana?: nazi, antropófago, pederasta y violador de niños,atracador de ancianos a veces seguido de violación, quemador de mendigos en cajeros automáticos, nacionalista, etnicista, masa, rebaño, uniforme,plegado, vendido, cobarde, timorato, pazguato... otro día seguimos.
Mi agradecimiento al que me ha dedicado adjetivos reeñidos con los arriba referidos, y al apostillante, por elevar la discrepancia a un nivel no ad hominem, aunque no sé si era eso lo que pretendía