jueves, enero 31, 2013

La crítica doblemente literaria, el exministro y Bilbao

ELLOS/YO  ONTOGÉNESIS
Dar noticia con carácter previo de la llamada del ex-ministro a quien George  regaló mi libro: más no me he podido reír, ha sido desmesurado. Últimamente le había juzgado como sobredimensionado humorísticamente y repetido, pero me ha hecho reír como en un trance. Yo a él no. Que Rafa tiene garantizado el cielo por aguantarme
.
La hybris del etnos
De tener que   escoger 10 obras de la literatura mundial sería impensable que nadie de cierta cultura no eligiese por ejemplo tratados, ensayo, periodismo literario, incluso libros de viaje y estoy pensando en  dos sobre Venecia: de Paul Morand y Joseph Brodsky,( otro que como Nabokov  cambió de –mismo- idioma). O en Danubio de Claudio  Magris. Sin mentar a Bruce Chatwin y Luis Sepúlveda. O todos los de sus itinerancias por Soria, Alaska, Burgos,  Linares, un macizo de la Provenza  francesa que pintó Cezanne y demás lugares inhóspito -luminosos que frecuentó el inconmensurable, puestos en pie,  ¡Peter Handke!
¿Y si introdujéramos la reseña literaria? Cabría perfectamente. No recuerdo ahora una  que me fascinó.
Marcho a Bilbao, pero dejo apuntadas unas notas.
He recibido  un turbión de entradas estos días a cuenta de Línea líquida y las reseñas doblemente  literarias colgadas –que han hecho olvidar la indignación de  mi entorno por algo (muy inferior)  anterior que salió a relucir y que me han hecho sentirme un corderito, que decía mi madre –no por mí, conste, aunque ahora sí creo que lo hubiera dicho dada mi blandenguería en la respuesta- a quien voy a ver-; tantas entradas, seguramente,  como sólo una vez antes tuve, que fue  por la muerte de mi querido amigo y gran poeta: Ernesto Delgado.
Se podrían abrir muchos debates y uno sería el de la crítica y la función verdaderamente relevante que puede ejercer, como resultar absolutamente anodina por ramplona, singularmente cuando se agiganta en expresar, siempre en círculo,  vicisitudes  “angulosas”, circunstancias conjeturales,  hipótesis de campo, posibilidades de océano, de lo ya expresado y por ende a la vista. Una especie de lectura en alto, con afectación (si no resultaría aún peor).
Si la reseña no se ensambla y participa  del libro difícilmente  resultará literaria, esa es una condición. Lo demás puede ser divulgativo, o, perdón, propedéutico  en el mejor de los casos. O incluso teorético, nuevamente más perdón.
La reseña crítica puede ser resultar esencial, si al valor literario  le acompaña  elementos objetivizadores: características propias que no son evaluativas sino ciertas y cotejables. Sigo deslizándome suavemente por la pendiente de las insinuaciones,  para alumbrar un cómodo  escenario de consideraciones  generales, por si antes o después  alguien lo coge.
En el Royal Club he tenido la suerte de estar unas cuantas  veces, incluso sin ser expulsado a pesar de los  méritos realizados  a una edad ya inapropiada. Cuando estuve en edad juvenil apropiada, sí  fui expulsado de bastantes sitios. Bueno, no voy a contar barbaridades, que hasta yo mismo me las repruebo, bueno....  La vía regia para la expulsión, como los más avispados sabrán, es la provocación. Pero la provocación sólo es valiosa si es audaz y consciente, y sobre todo concita  riesgo. Era otra droga similar al alcohol, e iba con él y además en mi país de faunos y silenos.
Lo que quería decir –voy a dejar de vanagloriarme de marginal y outsider- es que además del Royal he frecuentado otros cobertizos y garitos, y diversa gente. Desde la aristocracia agraria y no agraria –muy someramente, la verdad- hasta todos los borrachines del pueblo de al lado del de veraneo, y un gitano que logré meter en mi cuadrilla, amigo mío, por poco tiempo. Alcancé cierto prestigio entre los calés de aquel pueblo, como entre los turcos de un hotel de Alemania en el que trabajé una pequeña temporada, tras desdeñar a los alemanes, aunque antes ellos me habían rechazado a mí, más o menos me expulsaron. Un mobbing horizontal. Luego intenté uno vertical de abajo a  arriba e inmediatamente me echaron, incluso de la habitación del hotel y de noche. Eso sí, no me cabían los marcos en los bolsillos.
Con este acervo, mi patrimonio social básicamente,  he estado y estoy en condiciones de debatir sobre arte y literatura con quien quiera, como hacía Trosky. Una vez uno, el más audaz, sostenía porque le convenía el ras, que toda obra dependía del gusto particular del agudo receptor. El avispadísimo catedrático autodesignado sin el más mínimo esfuerzo y preparación. Le había venido la posmodernidad y su radical relativismo de cine,  a modo de Deux ex machina: por fin iguales  y catedráticos todos. Como Bakunin: ardan las universidades.
Si hubiera leído a Kant habría invocado su Crítica del gusto, pero tampoco lo había leído, que disuelve cualquier criterio de validez de  evaluación en la mera subjetividad-no la trasciende-, en contra de lo que yo vengo insinuando desde arriba.
Pero al poco aparece Shiller que es quién introduce, de una manera más certera que Goethe y sus estudios sobre los colores de índole científico, el criterio de la posibilidad de  “objetivización” del arte, como la relación concordante entre forma y fondo. La naturalidad de la  forma en su adaptación al contenido. (De ahí, y no solo de ahí que la afectación sea el horror a abatir y nunca debatir). El ejemplo no es una línea sino un caballo fibroso frente al tosco percherón. Por qué uno es bello y el otro no.
Básicamente sobre lo que quería reflexionar es si la Línea suma objetividades y si estas tienen calado.  

Línea líquida, por el catedrático José Segura


ha sido una experiencia única, divertida, profunda, amiga, generosa, la mejor que me he gozado de cuantas pueda recordar. Fué un trasunto de la gracia de ese memorial que recoge el libro sobre una cotidianeidad sorprendente y mágica. Sus presentadores (Rosa Jiménez, Manuel Suárez y Víctor Hernández), de la más alta sensibilidad y estilo consiguieron la excelencia, dejando aparecer la admiración y el amor que profesan al autor. Víctor, siempre sorprendente, me rindió. Lizundia, espoleador de rebaños y agitador de conciencias entre cervezas, libros y locuras me dió una muy grata sorpresa que señala una calidad personal que admiro y agradezco. No digo ejemplar, porque creo que, como yo," preferiría ser un hijo de puta antes que un misionero". La dedicación a José Rivero es calidad.
Ahí estuvimos...

miércoles, enero 30, 2013

Línea líquida, por MANUEL SUÁREZ *


Cuando José María Lizundia tuvo la idea de crear el

 blog que está en el origen de “Línea Líquida”

 descubrió con disgusto que otro Lizundia ya tenía

registrado un blog con su nombre, dedicado por

cierto al difícil arte de mezclar la pornografía con la

recia sonoridad del vascuence. Poco importó que el

probo pornógrafo hubiera creado su página mucho

antes o que hubiera cumplido con los complicados

trámites legales para registrarla como un ciudadano

ejemplar y seguramente buen padre de familia. En el

libro es calificado impunemente como “usurpador”.

Debemos familiarizarnos con este tipo de enfoque

para apreciar en toda su dimensión “Línea líquida”

pues para su autor son irrelevantes las cuestiones

que atañen a lo administrativo o formulario, a la

regulación vial, al sistema de alcantarillado, al falaz

concepto lineal del tiempo y en general a cualquier

estructura previa que encorsete o ponga límite a lo

verdaderamente importante que es lo inusual, lo

brillante, lo simbólico o lo sensual que se esconde

bajo la aparente atonía de lo cotidiano.
Y es que lo que lleva a cabo Lizundia en este libro es

uno de los más fascinantes ejercicios de deconstrucción

de la realidad que se puede realizar exclusivamente a

golpe de lenguaje. La rutina diaria queda totalmente

abolida en estas páginas en las que los acontecimientos,

las personas y los paisajes, despojados de todo lo

irrelevante, nos son presentados en su aspecto mítico,

como parte de una historia secreta e iniciática, hecha a

base de acontecimientos insospechadamente

conectados entre sí. El autor  nos muestra las

resonancias ocultas, el reverso deslumbrante de lo

anecdótico y nos guía, al son de su flauta de fauno, a

través de los misterios dionísiacos y órficos

acompañado de su coro de bacantes y sátiros, a alguno

de los cuales, castigado por los muchos años de

bohemia, les cuesta un tanto seguir el paso. En todo

caso estamos hablando de un fauno judío y

heideggeriano, con lo que ya presentimos que nos

vamos a adentrar en un territorio extraño.

Lugares totalmente desprovistos de encanto y glamour
para una mirada convencional como el Parra, La puerta
Verde, La estación Termini o el Palacio de Justicia,
rebautizado como El Castillo, pasan a convertirse bajo su mirada en los cafés vieneses de principios del siglo XX, en las cavas parisinas de la posguerra o en el neoyorquino Studio 54, sólo que en lugar de encontrarnos con Karl Kraus, Freud, Egon Schiele, Joseph Roth o Andy Warhol los personajes que los pueblan y habitan  tienen nombres como El Gran Mufti o Editor K., Proud Mary, Maximilian, La aterciopelada, La pujante,  HSM o El Teniente Coronel (alemán por supuesto), así como colectivos como el grupo de los saintsimonianos, la burguesía criolla y ganadera y hasta la chaqueta parda del Doctor Goebbles a la que podía haber cantado Leonard Cohen.

A lo largo de la Línea Líquida del título esta abigarrada galería de personajes aparece y desaparece en vívidas instantáneas que van perfilando su esencia, casi siempre en escenas nocturnas, de noches de entresemana, cuando según el autor la noche es noche de verdad y las almas que nunca se han encontrado pululan por la oscuridad sin fondo.
La mayoría de ellos, arrastrados por la corriente,  acaba confluyendo en El Parra, marco central de la obra y la mayor creación de su autor, un lugar que, como pueden atestiguar los que han estado en él,  en realidad jamás ha existido. Al Parra se le podría aplicar la definición que realizó Alfred Polgar del Café Central de Viena pues no es un pub como el resto sino una forma de ver el mundo.
En oposición a este lugar de brillo y bohemia nos encontramos con el Castillo visto como ámbito lúgubre y baldío. Lo frase más favorable que le dedica es la siguiente:  (El Castillo lucía unos temblorosos y decaídos colores que evocaban a Solana y el tenebrismo, unos claroscuros que casi habían abolido la luz.)
Entreverada en la narración como una suerte de metarrelato

asistimos a la irrupción incontenible e imparable auge y

ascenso del Hermano, con quien tengo el honor de compartir

esta mesa. Aparece tímidamente como Nuestro Nuevo Amigo y

termina siendo el alter ego inseparable del autor. En ocasiones

parecen Bouvard y Pecuchet, otras Wagner y Luis II de

Baviera pero las más de las veces son Platón y Sócrates

deambulando por alguna callejuela perdida, dos caminantes

urbanos y burgueses, dos ciudadanos del ática disimulando su

altísima peligrosidad social.


A pesar de ello hay que decir que las principales peripecias del

dúo nos han sido hurtadas y constituyen seguramente la base 

de una novela de aventuras filosófico-picarescas que aún está

por escribir.

Situado en las antípodas de “la norma imperante” el lenguaje

de Lizundia es todo menos complaciente y requiere una cierta

predisposición del lector. La frase normalmente se retuerce

para obtener el efecto deseado y en ocasiones los sutiles juegos

de palabras de escapan en una lectura superficial. Por ello sus

libros se encuentran como material de estudio en las bibliotecas

de las universidades de Yale y Oxford y no en las reseñas del

“Qué leer”.

No me resisto a citar algunos ejemplos, de los múltiples que

contiene el libro, en los que se puede apreciar la forma que

tiene el autor de crear una realidad alternativa:

a)Encontrándose en un restaurante y ante el juego de las luces

sobre una pared desnuda afirma:
Inmediatamente reconocí el desierto de Judea con sus tallos tiernos que pugnaban por arraigar en una superficie de minerales como del Mar Muerto, que los repelía. Tras el foco de luz oculto de arriba del sofá continuo del restaurante se explanaba el respaldo verde oliva, igual de neutro aunque machihembrado por grises de piezas calcáreas. ¡Oh cielos santos, si éste es el desierto del Neguev! ¿Estaría por Arad, el lugar donde vive Amos Oz? Decidí que sí.
b)En otro punto señala:
El jardín y el bosque me han devuelto a mi niñez, a cuando fui a Bad Godesberg y en un jardín pariente cercano de éste, jugué con raquetas y una pelota con penacho de plástico. Miro ahora ansioso hacía el Rin y no estaba, lejos sólo el océano. Me encontraba en la intersección de Taco con La Cuesta..
c) Mientras descargaba muebles usados en un punto blanco:
Estando en esos momentos de furor laboral me fijo en el sol que parece la colada de hierro fundido de una siderurgia, un sol implacable de domingo de agosto que se derretía en el aire, por lo que, presto, viéndome por mor de un nuevo influjo asociativo en un gran basurero de Méjico D.F. he mirado al cielo, inquieto, no nos fueran a atacar buitres, cuervos, aves carroñeras... que volaran en círculo, óvalo o espiral y otras en caída en picado de Stuka alemán de la II Guerra mundial.
e) Finalmente, ante la aparición de una señora con gafas de buceo que sale del agua junto a él en una de las muchas piscinas que aparecen en la obra:
En esas me hallaba cuando de repente emergió un soldado francés de una trinchera de agua del frente del Marne (First World War) con su máscara de gas, que me saludó.
Sin embargo, detrás de ese humor y del espíritu de celebración

hedonista que preside la obra, percibimos agazapado un miedo

que es casi terror frente al  vacío  y el tedio, un horror vacui

existencial del que el autor tiene la necesidad patológica de

defenderse y al que logra derrotar, batalla tras batalla, a base

de fabulación y desmesura. Esa nota ominosa que queda oculta

por la música de la fiesta es la que, desde mi punto de vista,

confiere a la obra su verdadera carga de profundidad.

Una vez traspuestas al libro y desprovistas del contexto

temporal en que nacieron, las entradas del blog se han

transformado en algo diferente y vemos emerger un relato

continuado que había permanecido oculto. Es entonces cuando 

percibimos de verdad esa línea líquida que une y da coherencia

a la narración de unos años que hubieran sido más grises sin la

mirada de Lizundia, que ha desechado lo prescindible y

reservado para nuestro deleite la espuma de los días de la que

hablaba el gran Boris Vian, atrapando sus burbujas ingrávidas

y perfectas en su eterna fugacidad, sirviéndonoslas justo antes

del momento de estallar para siempre. 

* Abogado de reconocido prestigio, enciclopedista de impronta oxoniana, fruidor de las estéticas de vnguardia, compositor pop, y autor de un solo relato aunque definitivo Reynaldo Posadas, publicado en Togas&Letras- encuentro detextos 

 

 

 

 

lunes, enero 28, 2013

Línea Líquida, por Eguiar Lizundia


Los libros de memorias son generalmente empresas reservadas a aquellos convencidos de que de sus biografías pueden extraerse importantes lecciones que merecen la consideración de sus congéneres.  Sus autores son gente que se toma muy en serio, y que escribe desde la solemnidad que implica asomarse a sus propias vidas desde la atalaya que ofrece el género autobiográfico. Es por ello que las memorias tienden a abarcar la totalidad de las notabilísimas vidas de sus protagonistas, convirtiéndose a veces en una suerte de hagiografías paganas.
Línea líquida  no comparte ninguna de estas características. Su autor, José María Lizundia, lo deja claro de antemano en el subtítulo: Memorias de unos años algo frívolos. Estamos pues ante un libro de memorias, sí, pero acotadas en el tiempo, y, lo que es más importante, sin pretensiones de constituirse en un relato lineal y suntuoso de la vida del homenajeado, sino en un retrato discontinuo, irreverente y humorístico de unos años de la cincuentena del autor y de aquellos que le acompañan.
En su segunda incursión en el género biográfico tras Diario de un abogado mundano, Lizundia se centra en un momento de su existencia en el que cómo y con quién se relaciona uno define más al autor que lo que este pueda declamar sobre sí mismo. Así, en Línea líquida los verdaderos héroes son la miríada de personajes que transitan sus páginas hasta casi transformar el libro en una novela coral. Cronista de sus andanzas, Lizundia convierte las miserias y las pequeñas hazañas de sus protagonistas en un suceso literario de primer nivel. Los desvaríos de este elenco y sus diálogos con el autor, por su delirio y genialidad,  evocan las conversaciones de Hemingway con el círculo de artistas y escritores de la Generación Perdida norteamericana en París era una fiesta. 
De hecho, en el devenir de acontecimientos cotidianos que constituye el grueso de la narración, aquí también la referencia a determinados lugares es clave, hasta el punto de que estos trascienden su condición de meros escenarios para constituirse en coprotagonistas de la acción. Espacios como el “Castillo”, el parnaso de San Andrés y, sobre todo, el bar Parra, son a Línea líquida lo mismo que el Café de Flore y el estudio de Gertrude Stein a la obra de Hemingway. Con la diferencia de que en el caso de Lizundia es él quien crea estos lugares, que carecerían de entidad más allá de la meramente física y observable si no fuera por el quijotismo del autor.
Y es que el libro de Lizundia constituye un homenaje involuntario a la ciudad en el que transcurre. Al que conozca de primera mano las limitaciones de la vida cultural de Santa Cruz y lo grisáceo de sus gentes no podrá si no sorprenderle esta obra.  Referencias urbanas desprovistas de singularidad o belleza a los ojos de cualquier vecino, son elevadas en la obra de Lizundia a hitos arquitectónicos sólo posibles en grandes urbes europeas o norteamericanas. Por no hablar de la moribunda movida nocturna de la capital, presentada aquí como refugio de personajes singulares y garantía de experiencias memorables. Que en una ciudad media de provincias se hagan realidad tanta extraterritorialidad y cosmopolitismo es uno de los muchos méritos de Línea líquida.
Pero si algo define al último libro de Lizundia es la transgresión. Tanto a nivel formal, como ya hemos descrito, como en lo que se refiere a su mordaz humor y atinada ironía. En esto mucho tienen que ver los coprotagonistas,  a los que si hay algo que los defina, es la aversión a la norma. Una cualidad que el autor ha hecho consigna y que está presente de principio a fin del relato en forma de implacables y cómicas reflexiones sobre progres, burgueses y demás guardianes de la convención. Una caricaturización que nos recuerda como hay más pose e insustancialidad, o sea, frivolidad, en los apegados a la regla, a la línea, que en quienes la traspasan y vulneran, es decir, aquellos que la hacen “líquida”.

 

Eguiar Lizundia

Washington, 28 de enero de 2013

sábado, enero 26, 2013

Fotos presenta Línea líquida y N-I-E-V-E-S

                                    El látigo de la mediocridad y la afectación
Incurso en 2 conjuras en febrero
Prolegómenos
 recepcionado
El Rapsoda, la otra poesía
* a pié de página
 
el a posteriori, hasta que sobrevino el Parra y descendió la Diosa NIEVES
 
Nunca más volverán aquellas presentaciones de mediados de los 2.000, una época en que nuestra capacidad de convocatoria llegó a ser casi profética. supongo que habría sido muy aburrido mantenerla. Es agotador ser simpático y enrrollado, finalmente muy aburrido y un poco estúpido. 
Ahora la calidad sustituye a  la cantidad.
nuestra Rosana desde Cadiz nos hacía un llamamiento desesperado a través de este blog: "grabar el acto y editarlo en youtube".
Rosana conoce bien al elenco de la presentación, sacábamos un equipo de titulares. Debutaba Rosita, una mujer del espectáculo donde las haya.  Ayer estuvo sencillamnente fantástica, guiada por su simpatía inmarcesible... mi queridísima Rosita
Manolo es el gran crítico literario. Si lo soy será por culpa tuya, me dijo. Tiene la habilidad de ser brillante en todo lo que hace. Atesora tanta inteligencia, como cultura y humor finísimo de ametralladora. Me pasé toda su intervención riendo. No sé como he podido presentar teniéndote todo el rato riendo.
Mi hermano volvió a tocar techo con su genialidad real, demostrable y su humor imposible de superar, ni por mí.
al final, en el bar del club, fue requerido por una mesa de mujeres, donde se sentó como un sultán.
Demuele la mediocridad y la afectación, es demasiado contraste y nivel. Constituye  un desafío objetivo para todos los mediócritas
algún socio que ya tenía el libro: "qué ¿con la burguesía criolla y ganadera?"
 
EL GRAN FALLO: no haber grabado el acto. Nos lamentábamos después. Sí, Rosana, hubiera sido para verlo una vez tras otra. Podía llegar el momento que el libro fuera la coartada para una gran presentación. O que el libro saliera con un video de la presenta.
La consigna era ya desde el comienzo terminar en el Parra -mi libro en realidad es un libro sobre el Parra. De hecho, es el único que se haya escrito jamás.
y al Parra llegamos muy tarde 
De súbito una presencia con aura suspendió las conversaciones y contrajo y fijó las expresiones como si acabaran de ser esculpidas. La impresión sacral que conturba, mientras sonreía con una luminosidad suprasensible: N-I-E-V-E-S. Una Miss  Mundo. Desde adolescente querían que posara, nos contaría después.
Toda simpática y desenvuelta nos saludó.
No me pude contener y le dije: ¡eres un travesti!- Me rieron todos mucho.
No sé que me contestó del rabo: de no rabo.
FULGOR, hemos cumplido lo prometido, bellísima mujer diosa.
* un amable comunicante -anónimo-, pero es como si mandara el DNI, como ocurre siempre, no le ha gustado la presenta, y no tengo ni idea porqué.
Dice que en la foto estoy bostezando, y sabe de lo que habla porque igual ha acudido a más de una presenta somnífera, burocratizada, de perfil cómo diría yo.... Alguien así no puede imaginar que me esté descojonando, -¿no haspensado que si hubiera estando bosgtezando no la hub iera colgado?- acostumbrado a  intentar rellenar algunas inconsistencias siempre con solemnidad, y pujos de Feria de Frankfurt...  Me voy a callar, de nada. 
 

miércoles, enero 23, 2013

Invitación OBAMA. Crónica

 
 
LADY GAGA
Pues la gala de anoche fue el perfecto colofón para unos días inolvidables. Al ser muy pocos los asistentes (sólo gente que trabaja en la administración o que participó en la campaña), pudimos ver a Obama y Michelle de súper cerca. Obama estuvo carismático y muy suelto, improvisando y sin papeles ni teleprompter. Enhebró un discurso emotivísimo y estuvo tremendamente gracioso y ocurrente. Michelle a su lado además no paraba de hacer muecas y gestos, resultando al final una escena muy natural. Pasarán años hasta que los Obama encuentren alguien que les haga sombra. Yo creo que ha nacido una nueva dinastía tipo Kennedy. Esta gente es excepcional; la comparación con Zapatero y Rajoy no cabe obviamente.

Luego actuó Lady Gaga, muy simpática y diva y con vozarrón. Hizo varias referencias patrióticas y a la victoria de Obama, llevando al público al éxtasis. ¿Te imaginas una imagen semejante en España? ¿Víctor y Ana gritando viva España?

Balance: la superioridad del "imperio" no es fortuita. Más de 200 años de democracia bajo una sola constitución y aún la gente hace suyo el objetivo de los padres fundadores de "avanzar hacia una unión más perfecta".

Y nosotros votando declaraciones de soberanía...
Crónica de Eguiar Lizundia

Invitación no desdeñable

The Vicepresident of  the UNITED STATES

martes, enero 22, 2013

Invitaciones paradigmáticas


 
 
 
 



 La buena noticia es que hemos conseguido entradas para una nueva gala que hay hoy, muchos más privada (sólo para el personal de Obama). Mañana sin falta llamo y cuento (este evento es justo después del trabajo).
Igual ya te digo que emocionante ver la diversidad de asistentes. Mayoría negros y desde luego que no acaudalados. Todas las razas, chicas indias con saris, musulmanas con velo y africanas con trajes típicos. Parejas de gays emocionados y Stevie Wonder en el escenario.
Hoy actúa Lady Gaga parece, ya contaré.
Eguiar


lunes, enero 21, 2013

Invitaciones nada prosaicas

Totalmente de acuerdo. Es impresionante ver la cantidad de gente que voluntariamente se congrega y respetuosamente sigue la ceremonia. Cuando los distintos oradores hablaban, el Mall era una tumba. Pero luego a la hora de animar el ruido era ensordecedor.
Y luego está el tema de la solemnidad y las emociones, nadie juega con ellos como "Die Amerikaner sind da" que son. Y cómo integran a latinos, negros, estrellas del pop, actrices, inmigrantes, gays y reverendos. Que por cierto una vez más me impactó ver como la religiosidad es y ha sido siempre un elemento liberador y anti opresivo, absolutamente ligado con la libertad. La bendición fue impecable, y fue dada por un cura latino que además bendijo a Obama en español e inglés.
ah les llamo mañana y les cuento, pero está siendo un día inolvidable. Ahora nos estamos preparando para la gala. Mando unas fotos ahora y mañana más.
*La portada fantástica, me gusta mucho
Eguiar
* se refiere a mi último libro sobre el Sáhara
No puedo sustraerme a evocar a OBAMA y Zapatero -la ¡CONJUNCIÓN ASTRAL!. y aquellas fotos de  hijas doctoradas en la educación para la apariencia (que concluye en el disfraz lógicamente) y la afectación progre, con su infinita ñoñería, y cómo en su indigencia de experiencia de vida y formación se permitieron darnos lecciones gratis de pedagogia gótica en "libertad  avanzada" el del nivel harapiento y familia. Esa gente quiso enseñar a OBAMA y EE.UU. que la modernidad era Malasaña, Chueca y Wyoming el nuestro. El insufrible paletismo porgre. Manda cojones.
 

domingo, enero 20, 2013

Serios motivos para rechazar este blog

 
E y S en la gala baile de celebración de la jura de OBAMA, mañana lunes
Conste
 Seré muy raro, pero yo priorizo la gente que no me lee  a la que lo hace. Por lo que antepongo los grupos  que puedo expulsar (o son incompatibles) de eventuales  entradas o morosos tránsitos. No sé muy bien quien deseo que me lea, pero sí sé  todos los que  no quiero que me entren o si lo hacen que salgan rebotados para siempre.
Colectivos a los que he animado a no entrar e incompatibles: Son 11 de momento en total.
1)      El vasco.- Aunque yo me siento y soy radicalmente vasco,  no quiero que entren mis hermanos de etnia. No les profeso demasiado  amor.- Los pocos dignos en los años  nazis de ignominia de toda una sociedad, me aburren con la centralidad del tema vasco. Han consumido sus vidas en torno a él-.  Me imagino que saldrán espantados por todo lo que he escrito sobre, o sea contra, ellos. Una vez me entraron 20.000 –me conectaron- en tromba, tuve que retirar lo que había colgado. Oía su excitación y me llegaba su aliento. Siempre uso el término  vascongado que sé que les gusta. Así les evito adentrarse.
2)      El Castillo, que es mi ámbito laboral, contaba cosas concernientes, que es lo que le encanta al público y tenía grandes entradas (compadreo), estaba demasiado integrado.  Una mala mirada, y qué hago yo entreteniendo a estos. Ellos qué me dan, nada, pues fuera. El silencio, como si no trabajara. Escribía sobre temas que nada les interesaban. Creo que logré que no me entrara nadie, igual que vascos. 2 colectivos enteros menos.
3)       La turba pacifista. O nazis pasivos. Los que legitiman todos los totalitarismos y se arrodillan, abanderados de la sumisión y la vida en granjas. Que lean Mein Kampf. 3 menos.
4)      Los progres. Aquí reconozco mi fracaso. No sé qué les doy. Eso jamás  me lo harían mis hermanos vascongados, ni soñar. Son mucho más firmes. Les excita que un intelectualillo de izquierdas sea un facha, en la indocumentación circular de su posmodernidad. Vaya tropa, como el pequeño  mini- Fray Liberto, el sub-sub-intelectual paleo rupestre y acomplejado.
5)      Los antisionistas/antisemitas estos son sub especiae aeternitatis (que decía Spinoza) de los anteriores. Con lo que el odio, la frustración, la amargura consigue sublimarse, dirigirse a fines socialmente aceptables (Freud no añadió: y de moda), quiero decir de momento al menos. Véase si no: nazis.
6)      Los falsos humanistas de la Memo-ria histérica. Fue tal la patraña que lo que era aire para respirar   se ha descompuesto  en su propia  vomitona sectaria y revanchista. Que les empache.
7)      El II republiKKKaneo -KKK Ku-Klux-Klan, por el fuego y la cruz, se me acaba de ocurrir- de burro, botijo y alpargata, y banderita nazarena. Cuanto más les zahería y burlaba, más entraban. Antes de detestarme, espero. Si no: psiquiatra.
8)       Los círculos políticos con los que simpatizaba: upyd, ciutadans también se marcharon (salvo 1 ó 2) por mi propensión a la distracción y lo herético o tangencial.
9)      Los círculos literarios altos, bajos y  medianos. Los altos ignoran mi existencia, para empezar. El resto me ha de considerar ajeno a ellos, por mera intuición y reciprocidad. He de gustar tanto como ellos a mí.
10)   Círculos con apetitos intelectuales. Ligero y frívolo. Ubicuo yo, berroqueños ellos.
11)   Colectivo que integra a otros más especializados y ponzoñosos y que haya podido olvidar.
¿Qué quiénes me siguen entonces…? Pues dos amigas: una desde Cádiz y la otra desde Granada, a los que habrá  que sumar los que nunca se enteran de nada, supongo.