jueves, diciembre 13, 2012

Catalunya unánime, unísona, monolítica, franquista


Uno ya percibe la sensación renovada de final de una época, la quiebra de la inmutabilidad y la inercia de los fenómenos sociales, políticos, económicos  y culturales. Hoy mismo la prensa da una amplia relación de hechos a cual más significativo. Prospectivos y anticipatorios.
Resulta increíble como la sociedad consideraba no ya los estatus sociales y económicos, bases o escalones en los que solo era posible ascender, sino también  la eternidad e inexpugnabilidad de ideas o valores, que consideraban  fijos e inmutables, por cuanto la verdad que encerraban no era de un tiempo contingente  sino de umbrales históricos de los que resultaba imposible dudar. Hegelianismo puro o un determinismo marxistoide sobre la irreversibilidad del Espíritu Absoluto o la Historia.

Todo el mundo hace como que con ellos no va el asunto, incluidas las profesiones de la justicia, todos tratan de ser la excepción, los distraídos y fundamentales. Aquí nadie se cree nada, se cuentan historias sobre la inutilidad de la austeridad, pero nadie ofrece una sola magnitud y cálculos. En la posmodernidad se cree a ciencia cierta en categorías   morales, como que  los instrumentos de la razón son superfluos. Nada se debate, la moralidad y la ética lo invaden todo, ¡pobres matemáticas y cálculo, o razonamientos técnicos!
Me gusta observar tanta grandeza; pasa cuando se avanza a paso firme hacia los grandes declives.
El socialista Paco Vázquez comparaba la inmersión lingüística catalana con políticas nazis. Cataluña, el portaestandarte de los valores y la cultura hegemónica  izquierdista/nacionalista de la Transición, ya empieza a mostrarse como lo que es: la infinita rémora de la modernidad y los valores más caducos, más cerrados de toda Europa .

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Recomiendo "Defying Hitler" de Sebastian Haffner. Estará en el TEA cuando lo devuelva en enero.

Describe la cobardía e irresponsabilidad de los dirigentes y el aborregamiento de la sociedad más desarrollada, entonces, de Europa.

Salvando las distancias ideológicas, de tiempo y espacio y sin caer en paralelismos simples, Cataluña hoy es otro ejemplo más de la sumisión a un cambio de paradigma en principio desconocido pero que se basa en mentiras y en ideología perversas.

Salu2, EDH.



José María Lizundia Zamalloa dijo...

Dos cuestiones: Sebastián Haffner es un autor fundamental para conocer el nazismo y el inicuo comportamiento del pueblo alemán. A diferencia de usted yo poseo dos libros de él, en porpiedad, son por tanto de titularidad privada: yo soy el dominus.
Usted en el fondo es un colectivista que todo confía a la titularidad estatal. No sé si es consciente de ello, pero resulta ser un acendrado apologista de los medios de distribución de mercancias netamente estatistas.
Salvo que usted sea muy mirado.