martes, julio 24, 2012

Un domingo en Baltimore


                                      En Hampden, el barrio cool de Baltimore
En el puerto de Baltimore
Probablemente sólo los más cultos de mis lectores sepan que, contra los mitos fundacionales o de  origen de Estados Unidos, que situán el germen de la colonización en New Hampshire, Nueva Inglaterra o Boston con el Myflower y los Pilgrims, EE.UU. se constituyó embrionariamente en Maryland y Virginia.
Bien, Baltimore está en Maryland, pero aparte de Maryland es un gran puerto en la magnífica bahía de Cheasepeak, famosa por sus crustáceos muy comestibles.
Pero Baltimore es  desde el punto de vista de mis experiencias de iniciación, de apogeo más bien etílico,  un nombre con aura.
En los veranos de la juventud en costas muy distantes, nos dio por amistar con los elementos menos recomendables de la zona. Y un pescador icónico en el beber en exceso,  del que nos hicimos muy amigos, cantaba siempre aquello de

Vaya carril, el de la vía 28
horas después en Baltimore estaré

Esta letra y la que la sigue fue nuestro grito de guerra, hasta que muchísimos años después, algunos dejamos de hablarnos, política mediante, casi el otro día.
Faustino, el pescador borrachín y legendario murió hace décadas.
La canción dice en Baltimore estaré, fue siempre pues un preludio de viaje, anuncio que lo hice performativo el domingo.
La canté un montón de veces, y Faustino desde el cielo habrá estado feliz viéndome alcanzar Baltimore como un gaitero con nuestro himno.
Baltimore tenía más motivos de interés, la reconversión industrial de toda el área portuaria, la sociologia de tener una gran bolsa de pobreza y, sobre todo, su índice de criminalidad que le dr fama. Debe ser el más elevado de la Unión.
Hampden  es ahora el barrio cool de Baltimore, una  zona de jóvenes y ofertas alternativas, al igual a lo ocurrido en Brooklin o Queens o en los altos de Columbia en Washington , donde estuvimos el sábado comiendo el Brunch. Un tipo de gente compra en esos lugares y lo va revalorizando, trasladando la frontera de la marginalidad una calle más atrás.
Para visitar el Museo de Arte de Baltimore -con muchos Cezanne, pero no excelentes- tienes que bordear la Universidad John Hopkins, su impresionante campus está a la altura de su prestigio académico.
Para ir de Washington a Baltimore es recomendable hacerlo en coche oyendo las FM norteamericanas, mejor si vas con gente que sabe tararearlas o cantarlas

1 comentario:

el escritor escondido dijo...

Lo mismo me pasa a mí con el Asturias Patria querida .... Enjoy your tryp.