jueves, junio 28, 2012

WILAYA

Los campamentos de Tinduf se denominan wilaya (provincias) con nombres de ciudades saharauis. En la wilaya de Smara (la auténtica es la ciudad santa de Ma El Ainin) se  ha rodado esta película. Tiene un gran valor documental, aunque de curso a una historia, hay una narración bien planteada desde el punto de vista de los interrogantes y valores puestos en escena. Acompañada por el juego de emociones que puntúa el crédito artístico que posee la película.
Sin una trama trepidante, el film lentamente explora una cadena de inadaptaciones a la vida real de los campamentos y al marco del metarrelato sobre el Sáhara, que todo lo organiza. El  tema, la historia se aparta radicalmente de la épica saharaui,  ya que la película solo tiene que ver con el futuro individual, la esperanza, la frustración, la falta de posibilidades y la inadaptación. En definitiva, con todas las premisas para la invalidación de cualquier  epopeya.  
Frente a una sociedad que languidece sin ningún futuro, hay individuos que carentes de perspectivas pugnan por escapar de allí o por comprar el dios frigorífico, aunque no tengan con qué llenarlo. El film sorprende porque desde esas latitudes se restaure la importancia de la vida individual y real, que es la que uno se ve forzado a vivir, mucho más ansiada en  una situación de postración absoluta.
Si para muchos españoles su único futuro se prefigura  en el extranjero y la emigración, con mucho más motivo lo será para los saharauis o gran parte  del Magreb. Ni la identidad colectiva ni la épica son agentes de colocación o garantías de una vida digna, ni de la menos exigente. Siempre ha de comparecer en el metarrelato del Sáhara, que todo lo acota, explica y determina, el mandato de  que el pueblo saharaui debe preservar su identidad colectiva hasta el final, así lo proclama el mensaje escrito último. El desajuste entre las propuestas de la película, donde ni se habla del Polisario o los marroquíes, y su costreñimiento propagandístico, con mensajes antes y después de la película ilustran de la fuerza del metarrelato.
La identidad colectiva no sirve para nada, además de ser de uno su necesidad o la importancia dada. Por ejemplo yo, soy muy de mi origen a pesar  de mi sideral distancia, en todos los órdenes, de mi tribu.
La ceguera política del exilio en el desierto es lamentable, han perdido una guerra que quizá hubieran podido ganar, y ni NN.UU. ni el gran  mantra de que en Timor oriental se consiguió, ni cualquier otro arcano van a acudir en su ayuda.
Como ejemplo e hipótesis, si la población de los campamentos estuviera toda ella dentro del territorio del Sáhara occidental, entre otras cosas tendrían el muro defensivo  marroquí de espaldas,  del lado inservible, lo que daría para un nuevo diseño estratégico y quizá un tipo de "ejército" distinto, sigo con hipótesis, puestos en lo más extremo. Pongo ejemplos de nuevos ángulos, posibilidades, miradas, análisis o elucubraciones, pero algo. Incluso cabrían marchas verdes de signo contrario y maniobras internacionales en busca de apoyo a nuevas iniciativas. Como todo quedó escrito para siempre y solo se ha hecho lo mismo, que desde hace mucho es nada, queda todo por hacer. Lo que es inaudito.
Tampoco parecen haberse dado cuenta de que el apoyo de los españoles sigue cayendo en picado: ni medio TEA y era gratis. Begoña, que ha estado hasta 6 veces en Tinduf, me habló de la desafección de los más jóvenes.
No disponen de mucho tiempo.


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