miércoles, enero 11, 2012

FRAY LIBERTO, trémulo, me insulta

Ocurría hace unos  minutos.
Salía del edificio cuando una breve figura se colocaba  a sotavento de un menudo para no ser visto.¡ Oh, no!: Fray  Liberto, el intelectual de base.
Le susurro "Li-ber-to" y la figura fláccida  -que no sé como me había oído- se yergue y enhiesto como un misil, y sin muestra alguna de azoramiento, temor o turbación, sacando fuerzas de su  garganta profunda,  me grita: ¡Gilipollas! (ya me lo dijo anónimo mediante, incluso como  intelectual de altura me lo corrigió).
- ¿Cómo? - apenas había sido un gemido.
- ¡Gilipollas!-
- Liber, pero por qué me insultas... - le recrimino. 
- Por llamarme Liberto - de puntillas.
- Pero si tenemos una relación antigua, vínculos, tanto en común...
Me he puesto a hablar largo y tendido con uno de los que le acompañaba,  haciendo caso omiso de mi insultador y Libertín, como un  púgil mosca, colocado en el ángulo de la puerta, no paraba de dar saltitos de calentamiento.
- Liber, por Dios, que tú eres un intelectual de base...

Lo lógico hubiera sido que Fray Liberto apelara a un malentendido o a un no saber y llamarse andanas,  al facil y efectivo dismulo, lo que no esperaba era esa confesión tan brutal.
A su favor, que es muy hombre y ya no manda  anónimos.  Y peligroso como un pellizco de monja de menos de 40 kilos.
Fray Liberto -un hombre de pensamiento como tú, ¡no me fastidies!-, te dejo por hoy, que es momento del jugoso relato verbal.

No hay comentarios: