jueves, noviembre 17, 2011

A mis últimos excorreligionarios

Sé que todos sin excepción terminasteis  por marcharos, como  sé que los nuevos en nada se os parecen, al  menos aquí en la latitud  subtropical.   Y  sé lo que hay que hacer en política siempre: que es  irse. Fuimos coherentes, nos repugnaba el zapaterismo y su ideología que  calaba en los espíritus más romos del país. ¿Cuáles de aquellas muchas añagazas, inventos adanistas,  presunciones, sentimentalidad exhibicionista, idiotas Ideas fundacionales, nuevos horizontes   antropológicos a merced de la fabulación de los más ignaros, quedan hoy?  Quedan sí sus votantes, ese pueblo antojadizo, voluble, timorato, aquiescente,  sumiso  a la moda, fácil a los nuevos rezos y prestidigitaciones, que gusta del sudor y la afonía compartidos.  Ellos afilaron el espíritu humano como no se conocía desde los Medici, Pitti, Alberti… con las ideas y el pensamiento   “lafotodelasAzores”, “RajoyAcebesyZaplana”, "lamemoria" y la revuelta antifascista de  extrema   grandiosidad épica  y   valor de maquisards 
UPyD  restauró la inteligencia, el primado de la razón,  la crítica política y el espíritu ciudadano forjado en la  exigencia cívica en tierras circenses donde gobernaban los payasos que hacen de listos: los milikis, ni siquiera los  fofós y fofitos.
Yo nunca creí en el partido, era imposible que fuera bisagra y que tuviera vida al margen de Rosa y  Gorriarán, no tenía sentido además, era coyuntural y recogía el hondo rechazo al progresismo posmoderno ñoño y ramplón de ZP, sobre todo para los que proveníamos de la izquierda.
Como un leninista dado a todas las alianzas y a aunar compañeros de viaje,  compartía el partido con otros y  pagaba cuota  a Ciutadans de Catalunya (a esos les votaría hoy) y al maoísmo anti posmoderno de Unificación Comunista.
 La misma semana de las elecciones  en 2008 ya sentí mi presencia en UPyD  amortizada. Me siento lejos de ese partido desde entonces, pero  cumple una función importante, aunque las bases para su imprescindible advenimiento hayan desaparecido ya en gran medida.
Comí con Savater, nos concentramos sin autorización ante la subdelegación de Gobierno  para protestar por la agresión de las hordas totalitarias izquierdistas a Rosa en  el establo ideológico de Políticas  de la Complutense, y combatimos  a los castristas en  la calle del Castillo. Pude parecer imposible pero ocurrió. Gracias UPyD  por aquellos momentos. Y suerte. Que sigáis ascendiendo.

1 comentario:

Pedro dijo...

... , de comer con Savater y defender la libertad en Cuba a votar a los que sueñan con Cuba y Venezuela como modelo para Canarias, ....

un abrazo desde la tierra de la Libertad y el Progreso.