domingo, julio 31, 2011

Ni un cm de libros del Sáhara

Ayer ascendí a la cota 600 a colmar mi sed de desierto, no como la gente que me conoce podría pensar, que es con el consumo desorbitado de cervezas, sino con centímetros de lomo de libros. Pues bien, expedición fallida.
-No te equivocarías la otra vez y cuando me dijiste que no tenía ninguno reservado sí lo tenía y está por ahí y ahora me lo das y me das un alegrón- le digo al que comanda el piso de más arriba.
- No, ya te dije que no, que uno hipotético que había luego falló- .
Me da que es enemigo del Sáhara y que me está toreando.
-Pues vaya sábado más fallido, no tendrás otra zona sahariana desparramada por sectores, en zona de feministas, Tercer Mundo puro y limpio, cocinas étnicas, percusión anti-imperialista, pacifismo y periferia, moral socialdemócrata ecuménica donadora de ejemplo y expendedora de la nueva virtud…
He tenido mucha suerte porque ayer tarde encontré en mi carpeta sahariana un documento fundamental, que me lo he leído entero y me ha hecho modificar algunas ideas y el tono general. No me acordaba de él y eso que me vida se reduce prácticamente al Sáhara. Lo que no es Sáhara, es en el 90% de los casos aburrido, irrelevante.
En la librería próspera, departo con los de narrativa. Tema: Iñaki. Los libros que me interesan normalmente son los que muestran el lomo, los cm, y nada los que yacen explanados, que son los que se venden. Los autores que me podrían interesar están leídos. De la Gopegui que me parece una estalinista resurgida del frío tundra que me deja asombrado de cómo habla en clave paleoizquierda (habla como los más anacrónicos del propio antifranquismo), había un montón, los más concienciados y despiertos pensarán que tiene mucho mensaje, tipo OTAN NO.
Como siempre me he dirigido a los libros más delgados y refinados, los que yo conceptúo de estilosos. Había uno de Saint Expury a mi medida, 70 páginas. Como murió estrellado en el Sáhara -estuvo destinado en Nuabhidu-, he mirado si era sobre el Sáhara -tiene uno escrito-, y no lo era. Luego he visto un libro que podía hacer pareja con ese libro por el color incluso - no me acuerdo ni de quien era- solo que sería de unas 80 páginas. Entre los dos ni llegaban a un cm –pura esencia-, podían hacer una bonita pareja los dos, por lo que los he dejado mientras me he dirigido a los micromundos Sáhara. Todos los tenía –me siento un capitalista del Sáhara-, y no los renuevan que es lo que me fastidia. He decidido ir a la librería próxima menos prospera y como me da corte ir con libros de la próspera, he dejado mis libros estilizados y elegantes, con muchísima más clase que los pérfidos libros de bolsillo, para mejor ocasión.
Tuve un pensamiento a raíz del choque Golpe gui. Sólo una parte de la novela incardinada en la época sería literatura actual (de la eclosión de las narrativas), el resto, expresión folletinesca del XIX entreverada del cine de las primeras décadas del siglo pasado. Papaya y pera. La literatura sería todo lo que no es aquella

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