miércoles, mayo 11, 2011

De viaje a Estados Unidos


A las puertas del avión  casi, dentro de unas horas iniciamos nuestro corto viaje a EE.UU. Ansiosos por ver erigirse desde Quees los rascacielos de Manhattan y sobre todo de penetrar en la gran isla y observar la fisonomía poliédrica de la novedad, el colorido, la energía, el rugir continuo  de las partículas que envuelven al vector del futuro y la enhiesta belleza de los rascacielos y los conjuntos arquitectónicos. Acantilados de cristal dignos del patriarca Ernst Jünger. La celebración lujosa de la verticalidad como  índice eidético, luminoso y ascensional, el triunfo del  espíritu sobre la materia, sobre la cual se asienta la creencia de que los norteamericanos la divinizan, lo que es falso, ya que no es más que su forma de exorcizarla. Constituye el único materialismo defensivo: basta con leer a Walt Whitman, a  los trascendentalistas,  conocer la pintura del XIX, leer la constitución americana y la declaración de independencia y  a Jefferson, Paine… para saberlo… o si no... imaginarlo, que aún es más puro. Por eso Nueva York representa la coincidentia oppositorum de las dos pulsiones, como conocen la masa de millones de cultos y/o muy cultos (de suyo críticos)  europeos de  envidiable espiritualidad.
El hotel está en el Middtown,  calle 51 E. Quedaremos retrocedidos a la media tarde neoyorquina aunque para nuestro organismo sea más tarde. De allí raudos a la Quinta Avenida, San Patricio y el Rockefeller, entrada por el Plaza  a Central Park dirección centro del mandala,  a la altura del Dakota giro y salida por el Lincoln Center, bajaremos por Broadway, y donde el paisaje urbano ofrezca sus motivos más sugerentes y se agolpen las más bellas imágenes tomaremos la primera cerveza.

Nuestro hotel
Hace un par de semanas E. estuvo en NYC, en Brooklin. “Manhattan estaba imposible, lleno de españoles·”   Se les  distingue por cultos y críticos, por aborrecer el consumo y el gregarismo, un poquito gospel y Broadway , y mucho  Woody Allen.
Pasaremos los cuatro tres noches en Nueva York. Rosita quiere ir al Guggenheim, en lo que a mí concierne voy muy a gusto, en estado de gracia, a las catedrales del arte contemporáneo. Lo que queremos ver es el nuevo MOMA, tras la reforma, y no sé si yo por mi cuenta me acercará al nuevo Witney Museum y desde luego al New Museum que colgué más abajo y fisgonear por el Lower East Side. Ver algunas galerías.
Si ya las imágenes de NYC sin las torres gemelas resultaban pavorosas, ahora lo será más. No quiero subir el Empire, porque la posición de las torres y las vistas que ofrecían eran las más precisas y espectaculares que se podía tener de la ciudad.

Una reflexión
Conmocionado vi por TV pocos años después  arrojarse  los cuerpo al vacío, y horas más tarde  ya se conocían  las celebraciones millonarias por aquellas víctimas (semántica y moralmente) de muchísimas nacionalidades, en una geografía que atravesaba  Palestina, traspasaba Pakistán  y llegaba a Indonesia (No de unos cuantos centenares de estudiantes en la Casa Blanca y en la zona Cero que celebraron la muerte del criminal). Cada salto a la muerte era puro júbilo. Aquellos que huyeron al vacío, se convertirían el otro día en víctimas como Bin Laden. Todos víctimas… Todos. Es fabulosa la abolición del antagonismo víctima/verdugo dentro de  homologías enfurecidas. Pocos juegos de palabras en el campo moral son tan fúnebres.  En Europa el cinismo era aún más abyecto y cortante: “ se lo tenían merecido”.  Europa produce a veces escalofríos, su potencial esta en tanta historia que  la avala…  Siempre espera callada y discretamente indignada. Alguna mujer bosnia me lo confirmaría. La devaluación moral de las víctimas, nos hace pensar que Auschwitz y el Gulag aguardan, sus presupuestos ideológicos y éticos son similares: es fundamental y previo aniquilar  los campos semánticos y éticos (reversibles, oportunistas, cargados de intención) de aquella distinción fundacional de la civilización humana y traspasar el umbral en el que todo sea posible.
Hannah Arendt: ¡qué dirías hoy!
Harlem. La idea es subir hasta el Bronx y bajar hasta la universidad de Columbia, tras visitar el Museo del Barrio y el instituto y el museo hispánico, y la Marqueta llena  de hispanos (los de verdad, los de lo barrios americanos, los que no incomodan ni ruborizan como los de Europa, con su provincianismo catalán).

En Washington el domingo
E y S habrán regresado de una boda en Kentucky, tras 10 horas de coche. Me imagino que nos tomaremos algunas cervezas por Dupont Circle, nuestra zona. Rosita  y Fer estarán a cuatro paradas de metro.
La próxima semana visitaremos todo Washington, edificios públicos, museos y todo lo que tengamos a mano.
Viajaremos a Baltimore, la ciudad de nuestras canciones y de Faustino. Ramón Herar el Cuervo que es pro americano, con el decoro y discreción que la condición hispana exige, me habló ayer de los mariscos de la bahía de Cheasepeake.

Le grand verre de Marcel Duchamp
Desde hace décadas sabía que ese cuadro hipnótico  de dos placas de cristal adheridas que contienen una pintura extraña junto a   visiones y signos igual de enigmáticos en su interior estaba en el Museo de Filadelfia. Pues  allí sigue. En Filadelfia,  el gran padre del arte conceptual y le grand verre.
Pero también el origen de la democracia jamás interrumpida (como Europa más o menos) de los Estados Unidos, de  su Campana, la confederación y la declaración de independencia y de derechos de 1776 y la constitución americana de 1787  ya federal, que no son como las que se entiende y conciben en ese mundo de ideas abiertas de la pequeña  España o en la cota (intelectual y de progreso conforme al “paradigma bicicleta + bufanda”) de los 600 metros.    Visita a la Antigua Casa del Estado.
Para el viernes tendremos ya una idea de los bares del centro y de Georgetown y habremos contactado con gente que han trabajado en países extranjeros, muchos hijos de padres de distintas nacionalidades, que hablan idiomas, conocen al dedillo y con sumo rigor las realidades de casi todos los países del mundo sin ser pasto de aprioris vecinales que cohesionan  los pequeños mundos.
El Viernes  día 20, es la gran  ceremonia en Georgetown, Será un gran acto, dará tiempo para especular con cuál será la cultura, los libros, o los profesores  que pueda albergar Washington si sumamos la biblioteca mayor de mundo que creo es la del Congreso  ( si no Harward) y la de cinco grandes universdidades en un DC de unos 500.000. O por qué no, la  de los militares que viven allí pasados por West Point  con una formación técnica de ingenieros o informáticos, pero con grandes masters en disciplinas humanistas. Los millones de intelectuales críticos europeos seguro que confunden humanismo y pacifismo (además selectivo), más que nada por su alto nivel.
¿Podrían competir solo en cultura y formación humanista, los militares norteamericano de cierto grado (no muy alto) con la actual cúspide del partido gubernamental? No digamos ya en cualidades morales, léase esfuerzo, capacidad de riesgo, competenica probada, coraje, capacidad de sacrificio o análisis, idiomas, autonomía, iniciativa, honradez…
Este es mi armamento: Manuel Chaves Nogales, Marina Tsviétáieva, Ambroce Bierce (libros pequeños) y Las ventanas de Manhattan de Muñoz Molina que ya leí.
Me llevo el portátil. E afirma que dada mi escasez de  dotes seré incapaz de dar con las claves necesarias. Espero que el domingo en Washington me las instale, entre tanto y según circunstancias iré escribiendo o no,
Me libro de las elecciones, volvemos justo después, que se agradece. Espero que la socialdemocracia  agónica vaya terminndo su reinado de incompetencia e imbecilidad.



3 comentarios:

Jesús Castellano dijo...

las imágenes del cuadro creo que representan a una máquina de chocolate junto a nueve solteros, y arriba La Novia pretendida. Buena estancia en tu ciudad vertical.

Lobo dijo...

Un consejo de Octavio Paz: Don't cross Central Park at night!

Cris dijo...

Buen viaje.