jueves, marzo 24, 2011

Bombas israelíes, misiles israelíes, aviones israelíes, cañones israelíes


GAZA: ¡GUAU!

Las únicas bombas, misiles, aviones, cañones del mundo sin fabricante (da igual que sean misiles Patriot americanos o Mirage IV franceses), únicamente con nacionalidad  (inmanente) son los que utiliza Israel. Como los bullzollers israelíes. Son israelíes sin más, marca “israelíes”, un significado, un sentido, una semántica, una cadena simbólica, unas emociones estimuladas, un inconsciente colectivo acariciado con cuidadoso y antiquísimo placer. Incluso una idea categórica del mal. Un a priori troquelado.
Frente a las categorías los hechos siempre serán irrelevantes (e incómodos).
Nadie en el mundo como los judíos para saber algo de propaganda, de propaganda pasiva me refiero. Ya hay quien estudia, colecciona y compara viñetas del nazismo contra los judíos y viñetas de El País, El Mundo y otros medios contra los judíos. El judío iconográfico sigue siendo el mismo que cuando Goebbels: nariz aguileña, sucio, feo, con barba, esmirriado, cara de malvado usurero, y caftán. Un judío. La estrella de David también estará presente y el dinero. Todo exactamente calcado. Deberían pagar derechos de autor a los nazis, si fueran honrados o tuvieran vergüenza.
Ayer en El País, en torno a las 14 H se adelantaba una noticia que todavía no recogían los demás medios digitales. Era esta:
Decenas de heridos tras una explosión en un autobús en Jerusalén (título).
Este INCIDENTE se produce apenas un día después de que 8 palestinos muriesen en la franja de Gaza (subtítulo).
La noticia de última hora no daba mucha inportancia a  la magnitud del atentado, a lo que queda abierto nada más producirse un atentado en cualquier parte del mundo, antes de cualquier valoración o análisis de los hechos. En el caso judío sobran todos los libros de estilo: un incidente. Simplemente adelantaba lo que no era noticia urgente y daba un argumento causal sumamente contundente.
El periodista abolía todas las distancias y ofrecía la ley de causa efecto. Si se introduce el criterio causa efecto ipso facto deviene la comparación y equilibrio entre ambos. 8 muertos ¿y un solo atentado? Son idiotas.
El atentado indiscriminado, contra la población civil, directamente a por ella, nada de colateral, pasaba a entenderse en coordenadas de causalidad, comprensión que no es justificación (que dicen las inteligencias sutiles) explícita pero si significada, a poco que no seamos tan imbéciles o subnormales de no saber distinguir entre lo denotado y lo connotado.
El periodista desmotivado y ecuánime, que antepone la selección de baremos de equilibrio, no dijo que los 8 muertos de Hamás, puesto en cadena o remolino causal, fueron resultado de un bombardeo tras un “diluvio” de cohetes (lo dice así ya hoy El País un articulista atemperado) sobre Israel.
No había leído en ningún sitio lo del diluvio de cohetes sobre Israel y eso que abro digitales… Ya me dijo un judío rumano en Tel Aviv: la prensa europea no informa jamás de los cohetes que se lanzan a diario o casi desde Gaza. Ni siquiera cuando se levantaron todas las colonias israelíes de Gaza.
No sé porqué deben a soportar los israelíes el diluvio de cohetes. Nadie lo dice, quizá porque está muy sobrentendido (si no aguantan hay guerra en Gaza, un horror, claro, cuando es guerra que ganan los judíos, qué si no íbamos a ver lo que les iba a horrorizar la guerra). ¿Por qué ellos tendría que soportarlo y los demás no? Pues por lo dicho, supongo.

Hermann Broch, el escritor amigo de Kafka, cuando se hizo recuento del genocidio de los judíos por los nazis, recordando aquellos momentos únicos de la humanidad, dijo que lo peor era la indiferencia de Europa. Broch fue un ingenuo: no era indiferencia, era simplemente distanciada connivencia. No pilló el matiz. Espero que Israel se defienda siempre.

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