viernes, octubre 22, 2010

Moratinos y sus lágrimas por sí mismo

Me he quedado desconcertado cuando he leído en El País que Moratinos “lamenta irse sin ver la paz en Palestina y Sáhara”. Solamente alguien de ese perfil ingenuo y adolescente podía hacer buenas migas con Zapatero, uno de su misma cuerda o hechura fantasiosa y huidiza de todas las realidades incómodas, armados de una  moral simple, idealistas, que siguen acríticamente la prepotencia de sus fantasías de dimensión universalista y redentora, y despedirse del cargo pronunciando esa desmesura. Como si dos mediocres anodinos en el escenario mundial y europeo pudieran llevar a la humanidad a un nuevo horizonte de benignidad universal. Con aquella tontuna de la Alianza de Civilizaciones grotesca y también olvidada.



Creer que iba a arreglar o influir decisivamente para la resolución de los problemas de Palestina y Sáhara… es estremecedor. Por encima de Billy Clinton, Rabin, Arafat, Obama, la Liga Árabe…


Como  si no les hubiéramos visto hacer el ridículo con el Sáhara, o tratando de modificar la posición común europea frente a Cuba sin ostentar el más mínimo prestigio ni posibilidad de influencia, o diluirse durante la presidencia europea, o entrar en el G 20 (para salir) gracias a Sarkozy, o defender Venezuela y ser tratados a la vuelta con verdadero desdén y desprecio por las autoridades cubanas y venezolanas. Acomodados a la falta de dignidad tanto en la huida como en la disipación de objetivos o propósitos, sonámbulos, solos, disipados, han mantenido siempre sus egos desmesurados de reformadores de arrabal.


Las lágrimas de Moratinos me recordaron a las de Arias Navarro cuando murió Franco. Orondo, errático siempre, ajeno al mundo, huidizo, creyendo que iban arreglar el mundo no por su inteligencia ni capacidad sino por las ilusiones que  profesan desde  la adolescencia, cuando la realidad y la talla exacta de uno ni existe. 

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