jueves, octubre 28, 2010

El niño saharawi muerto en el Sáhara equivocado

Este post lo colgué el lunes pasado y lo quité para poder  suprimir un comentario que apuntaba  contra mi trabajo, buscando de nuevo y deliberadamente perjudicarme por mis ideas, con insultos, y contra mi libertad  de expresión y pensamiento. Me puse antifascista  a muerte. Iba a dirigirme al lugar privado donde trabaja para indicarle personalmente que con las cosas de comer no se juegan (como dicen amigos míos abogados laboralistas) y que iba a seguir escribiendo lo que me diera la gana. Opté por la supresión de la entrada. Tampoco sé si se me subestima.

Cuando ayer leí que la policía marroquí había matado a un niño saharawi y herido a dos más a las afueras de El Aiún, pensé: “se va armar”.

La intrépida flotilla de Willy se hará a la mar desde Las Palmas o Lanzarote, con algunos secretarios generales y subsecretarios ministeriales, para restablecer las resoluciones de la ONU y los derechos humanos.
Pasaban las horas y la noticia iba bajando en los digitales. Y ¿Willy, Almodóvar, Pilar Bardem, Aminotou, el festival de cine de Tinduf…?
A ver si el muerto en lugar de ser saharawi era de Bangla Desh o Borneo… Un muerto y heridos por armas de fuego es mucho peor que no te dejen entrar en el país. Silencio. Fútbol.
Esto es idéntico a cuando Franco vendió el Sáhara, el mismo desprecio olímpico de toda España por la suerte de los saharawis. Con todas las manifestaciones a las que para entonces había acudido durante el franquismo, y no recuerdo que se celebrara una sóla por la “venta”. La verdad es que durante todas las décadas de democracia tampoco ha habido mucha embriaguez solidaria con el Polisario. La moda pro Sáhara es mucho más reciente, como el festival de cine de Tinduf, el turismo solidario, las gemas, los juegos de té, las fotos con turbante… tan romántico todo, tan distinto, un turismo tan especial y progresista... Y luego los niños, la solidaridad- niños de vacaciones, que deben regresar a consumir su vida entre cajas de leche condensada, que sirven de contraste a la nada.
El niño muerto por la policía y los heridos eran saharawis que viven en el Sáhara y no exhibían una sola bandera del Polisario en el campamento de 15.000 saharawis que han instalado a las afueras de El Aiún con fines reivindicativos.
Los seres humanos, y los saharawis lo son, tienen como derecho inalienable decidir por sí mismos en todo momento, incluso a quedarse en su tierra y no ir a Argelia, o marcharse de emigrantes a Frankfort o París, en el mundo globalizado. Y ha mantener su cultura, suponiendo que sea muy distinta de la de aquel vasto espacio del desierto muy previo a las fronteras artificiales y coloniales del S XX.
Los saharawis que vegetan ociosos por generaciones saben que sólo porque mal viven, como sus niños comprueban de la manera más descarnada cada verano en piscinas y atracciones de feria de muestras en España (e intuyen el motivo de tanto amor), el turismo solidario de progreso les visita y les quiere muchísimo, pero mientras malvivan y sirvan de percha para que algunos españoles opulentos, aburridos y ansiosos de alguna causa cuelgan sus motivos solidarios.




A los más jóvenes: ¿imagináis como fue la “venta” y las protestas multitudinarias que casi la impidió? Pues como éstas.
El muerto de El Aiún no sirve al turismo y mascaradas solidarias, y no cuenta, evidentemente. El muerto no llevaba la bandera que debía llevar, y eso se paga. Ni pancartas, ni vigilias, ni velas, ni paseos constantes, ni televisones, nada como cuando la "venta". ¡Pobres niños saharawis!













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